lunes, 12 de marzo de 2012

El proceso de urbanización en España

Etapa preindustrial (I d. C.- XIX)

Antes del s. I dC el hecho urbano no existía, si había una serie de factorías comerciales de fenicios y griegos como Malaka o Gadir que eran asentamientos protourbanos. Junto a estos habría enclaves de carácter defensivo o planta circular (castra) o rectangular (oppida).
A partir de época romana podemos hablar de hecho urbano. Uno de los aspectos de la urbanización de la península fueron las adaptaciones de estos enclaves a los criterios urbanísticos de Roma y en otros casos la propia romanización creo núcleos de nueva planta planificados por ingenieros romanos militares, que buscaban la cercanía a las vías de comunicación, control de puntos estratégicos y la presencia de recursos. El plano es de tipo ortogonal que se adapta a la topografía del terreno, como principales ejes del emplazamiento presenta el cardus y el decumanus, que atravesarían la ciudad en forma de cruz. En otras ciudades se implantan diferentes organismos de control político y social para poder controlar la población y también habrá obras como acueductos como en Tarraco, Emerita Augusta, etc.
En la Edad Media la invasión musulmana provoca la existencia de la ciudad musulmana y la cristiana. La invasión musulmana trajo consigo la desaparición de núcleos del sur y en el norte aparecen muchos de nueva planta y restauración de núcleos que ya existían.
La ciudad musulmana se organizaba por la presencia de una alcazaba que protege a la ciudad, dentro de esa muralla se inserta la mezquita, baños y la alcaicería. Fuera en los arrabales también podía haber barrios. El plano urbano se integra por una serie de calles sinuosas que desde el centro de la ciudad iban hacia la muralla, las calles principales se dividían en secundarias, también sinuosas y estrechas y solían unirse a callejones. En las zonas de encrucijadas se instalaba el zoco y la plaza no existía. Es irregular y con gran preocupación de la vivienda y su espacio interior. Esta ciudad tuvo su esplendor en el s. X y XI. La posterior ocupación cristiana significó la adaptación cristiana a esas ciudades.
La ciudad cristiana presenta variedad de formas, destaca el camino de Santiago que da lugar a la formación de elementos urbanos a los que los reyes concedían bastantes privilegios como Jaca, Pamplona, Astorga o Burgos, con plano lineal en torno al camino. Ya en el s. XIII la reconquista toma un nuevo impulso y se conceden privilegios a la población que ya existía y los propios reyes fundan ciudades con trazado regular o irregular, aunque predominan las regulares, reflejo de la organización social y económica de este periodo, existiría una calle para los nobles, la iglesia sería muy importante, habrá zonas para las manufacturas, otra para los judíos. En esta época aparece, en los territorios de la Corona de Aragón, el influjo del fraile Eiximenis. El elemento más diferenciador es la presencia de la plaza como sustituto del Zoco, que en muchas ciudades conservará el nombre de Azogue. En el bajo medievo la labor de urbanización fue llevada a cabo por otras instituciones feudales destacando los señores de Vizcaya y las órdenes militares.
Durante la época de los Austrias España tiene una dimensión más internacional, es un momento de monarquía absoluta que representa el poder de las Españas a nivel mundial. Tiene mucha importancia el carácter defensivo y se refleja en el plano de la ciudad, sobre todo en las fronterizas y costeras, se refuerza su carácter de fortificaciones considerándose como "plazas fuertes". También hay otras ciudades que crecen por el comercio americano y europeo (Sevilla, Burgos), aquí tiene especial protagonismo el grupo social del comerciante. Hay también huellas de palacetes de la nobleza.
No hay que olvidar la creación de nuevas ciudades en el Nuevo Mundo, creación que en número no ha sido superado todavía, y que responden a una serie de patrones recogidos en la Leyes de Indias, en la recopilación hecha en tiempos de Felipe II. Las ciudades tenían calles trazadas a cordel y la situación de los principales edificios (casa de Gobierno, Iglesia Mayor...) y espacios públicos (plazas) están perfectamente determinados.
Mientras tanto, la ciudad peninsular experimentó una serie de cambios traducidos en la insuficiencia del ámbito interior de la muralla para acoger el crecimiento de las ciudades. Durante el XVI se quiso incorporar a la ciudad extramuros al mismo tiempo que creció el interés de crear barrios alrededor de la muralla, así se fue desplazando el centro histórico y junto a esto en las vías de salida de la muralla empiezan a surgir nuevas plazas que se van trazando regularmente con los nuevos barrios como en Valladolid.
En el s. XVII hubo una crisis importante que provocó el freno en el crecimiento de las ciudades, aunque hubo excepciones como Madrid, Sevilla, Medina del Campo o Burgos y, por supuesto, las ciudades americanas, que crecieron y aumentaron en número. Sevilla mantuvo su esplendor por el monopolio con América, tenía 150.000 habitantes y se crearon nuevos barrios con una estructura ordenada y también se remodelaron barrios cercanos al casco histórico, destacan los edificios del clero, nobleza y concejo. Madrid no decayó por ser capital administrativa, fue espacio de residencia real desde que Felipe II la llevó allí en 1563 por estar cerca del Escorial. Hubo en Madrid despreocupación urbana contraria a otras ciudades europeas, los caminos que iban hacia Toledo, Alcalá de Henares, Fuencarral y Hortaleza sirvieron de organización y crecimiento urbano, también hubo edificaciones hacia el camino del monasterio de San Jerónimo, lo único que se proyectó racionalmente fue la Plaza Mayor, se edificaron a su alrededor palacios y conventos. La presencia en la vida urbana de la Iglesia da lugar a la ciudad conventual que tiene un rico número de edificios religiosos para el culto y su logística.
También en el s. XVII proliferan las residencias reales como palacios, casas de campo… destacando Aranjuez, la casa de campo o el buen Retiro. También están las villas ducales que son concebidas como pequeñas cortes de señores, la figura más importante es el palacio ducal que preside la plaza y la presencia de una colegiata por convento, destacan de este modo Osuna y Lerma o, en menor medida Nuevo Baztán.
En el s. XVIII se da el cambio de dinastía produciéndose una reactivación económica predominando en el mundo urbano las ideas barrocas basándose en la perspectiva y linealidad. La voluntad real era la mejora social y modernizar, traduciéndose en el prototipo de ciudad ilustrada, habiendo construcciones racionales, funcionales, grandiosidad formal, atracción por los espacios abiertos y proliferación de edificios dedicados a la enseñanza y sanidad. Destaca Carlos III en Madrid, mejorando su plano, trazará el paseo del Prado y abrió gran parte de los pasos: Puerta de Alcalá, edificios monumentales en las entradas de la ciudad.
Había interés en que la ciudad fuese impulsora del crecimiento económico, tenía que ser como un pilar de desarrollo, así todos los programas de urbanización tenían que estar asociados a la implantación de actividades productoras, agrícolas, industriales o comerciales. En la ciudad agrícola destaca el planeamiento de los poblados de colonización del interior en la zona de Sierra Morena (La Carolina).
En la ciudad industrial se quiso incorporar el modelo de las reales factorías en sitios como San Fernando de Henares. En las ciudades para desarrollo comercial se planearon barrios en la zona de Puerto de Barcelona y Valencia, acompañado por un embellecimiento de toda la ciudad.
También, el poder naval de la monarquía hispánica se manifiesta en los trazados de ciudades donde se centra este poder, bien como base naval, bien como astillero, entre ellos, Cartagena, El Ferrol (barrio de La Magdalena) o Cádiz
La herencia de la ciudad tradicional perdura en el primer tercio del s. XIX sobre todo la plaza mayor como lugar de encuentro comercial. También sigue perviviendo en el s. XVIII la ciudad residencial como La Granja.

Ciudad industrial

El s. XIX es el de mayor número de transformaciones urbanísticas asociadas a la relevancia de unos grupos sociales que antes no existían, el surgimiento de la burguesía y proletariado se une a la industrialización y desamortización. El plano urbano se caracteriza por un nuevo elemento como es el ensanche que se constituyó como una forma de crecimiento en consonancia con la llegada de la burguesía al poder económico y social. Es consecuencia de la industrialización que en principio fue bastante débil al no haber transformación a gran escala hacia los espacios urbanos. Aunque fue débil hubo núcleos semejantes a otros europeos, se asentaron en el área del Mediterráneo. Esta primera debilidad se intentó compensar, así se puede intuir políticas de integración territorial a partir del ferrocarril y aparición de la capital de provincia. También se dio el desarrollo de otras infraestructuras. De esto se benefició sobre todo las ciudades del levante peninsular.
Una vez que se empezó a afianzar la industrialización las capitales provinciales empezaron a recibir aporte de población, las más beneficiadas serán Cataluña y Asturias, sobre todo en la segunda mitad del s. XIX.
El ensanche surge de las intervenciones de la burguesía que quieren dotar de un espacio propio donde este regido por el orden, regularidad y condiciones higiénicas y sobre todo para que sea lugar de obtención de beneficios económicos. La tipología del ensanche sigue un modelo de cuadrícula donde el espacio establecido es conocido como generador de renta. Son casi como una auténtica ciudad nueva, Barcelona fue el primer ejemplo, después se dio en Bilbao, Madrid y San Sebastián.
El ensanche de Barcelona marca la pauta de los posteriores. Dentro de Barcelona en 1854 se derrumba la muralla, las autoridades para hacer frente al crecimiento demográfico y diferentes epidemias mandan crear un ensanche al ingeniero Ildefonso Cerdá que efectuó el proyecto de reforma en 1859. En 1860 se aprobó el de Madrid llevado a cabo por Carlos María de Castro. El ensanche de Bilbao se dio en 1864, San Sebastián en 1864 y Gijón en 1867. Los ensanches tienen un punto de inflexión en 1892 cuando se dictó la Ley de ensanche que facilita la proyección de ensanches de todas las ciudades españolas.
También hay unos espacios como los conjuntos suburbiales dedicados a las casas del proletariado, se ocupa por los emigrantes del pueblo rural. Habría un modelo dual: ensanches y suburbios. Esto llevó a una problemática ligada a las condiciones de vida de los arrabales por lo que fueron focos de enfermedad. También existía una problemática social pudiendo ser focos de activismo político que se podía contagiar al resto de la población.
Ante esta problemática surgen propuestas para solucionarlas, entre ellas destaca la de Ángel Fernández de los Ríos que propuso una vía de ferrocarril de circunvalación que fuera por el límite del ensanche y conectara los barrios obreros con la ciudad. Esta propuesta buscaba un ordenamiento racional del espacio periférico. Se dio la ciudad lineal de Arturo Soria que es una de las aportaciones más importantes a la ordenación urbanística de España, surgió en 1882 y se subraya que es una columna donde se instalan los edificios. Es una ciudad basada en la vivienda unifamiliar aislada con jardín, autosuficiente en servicios y dotaciones. Es el antecedente de la ciudad jardín. Tendrá que ser saludable y será un ámbito de unión de clases y una importante vía de comunicación.

Ciudad del siglo XX

Hasta la Guerra Civil se sigue con la continuidad de los procesos urbanísticos anteriores. Destacan actuaciones representativas sobre los centros históricos, hay una reforma interior de los centros históricos, derribos, realineaciones, saneamientos, etc. También se articuló el espacio urbano con la consolidación de los ensanches y potenció el desarrollo ya que era una forma válida de producir espacio urbano. El principal protagonista es el extrarradio de la ciudad porque en muchos casos va a ser considerado a efecto administrativo como ciudad, así tiene que cumplir todos los postulados de la organización de la ciudad que destacó en la segunda generación de ensanches para controlar el área del extrarradio.
Dentro del s. XX hay una etapa desde el 1939 a 1959, se da la autarquía económica, al principio la tasa de urbanización era todavía escasa al ser solo un 40% habitantes de municipios de más de 10.000 habitantes. Las condiciones no eran óptimas y no podían relanzar el fenómeno urbano y tampoco podían asegurar las condiciones mínimas de la ciudad. Es una situación de declive llamada "etapa de la miseria urbana". A partir de aquí se inicia un intervencionismo total.
El INI llevó a cabo proyectos industriales en ciudades medias (50.000 habitantes). Antes de esto y por la Guerra Civil, el régimen inspiró un plan nacional de reconstrucción industrial que tuvo escaso éxito debido a que los años 40 el gobierno se interesó más por el medio rural. El principal elemento fue el INI que acometió varias acciones como la intervención en Puertollano con la empresa Calvo Sotelo con factorías de pizarra bituminosa en 1942. También destaca las acciones en Madrid impulsando la creación de nuevos complejos industriales como el polígono industrial de Villaverde o de San Fernando de Henares.
También aparecen dos fenómenos en los 50 como la aparición del inversor que es un agente profesional que adquiere suelo y construye viviendas y la barriada o suburbios que colonizan los extrarradios de la ciudad que trabajan en la industria y son un asentamiento marginal, en muchos casos serán ilegales o con insuficientes condiciones de salubridad.

Etapa del desarrollismo (1959-1975)

Los 60 son años de explosión urbana asociada a la modernización económica, al crecimiento industrial y de servicios, crecimiento demográfico y llegada de inmigrantes. En el primer lustro de los 70 el crecimiento demográfico se estanca por la crisis económica.
La fisonomía de la ciudad, teniendo en cuenta la normativa de los planes generales de ordenación urbana que provienen de la regulación del suelo del 56 se aboga por el equilibrio territorial y construcción de ciudades con polígono de edificación abierta y bien equipados y comunicados. Lo que se hizo poco tuvo que ver con esto porque se abogó por una conquista del terreno para urbanizar con edificación masiva y la ley del suelo se supeditó a los intereses de los grupos de promotores. Los agentes económicos que tenían suelo y capital se lucraban. Este importante crecimiento urbanístico se trasladó a la morfología urbana con grandes complejos residenciales asentados en la periferia y serán para la clase media.
También está el fenómeno de los suburbios que se incrementa. Esta ligado al crecimiento económico y surge el fenómeno de las áreas metropolitanas en Madrid, Barcelona y Bilbao con relaciones de las ciudades con su periferia. Este crecimiento de áreas metropolitanas sorprendió al gobierno y el crecimiento fue desordenado con ausencia de normativa en gestión o servicios.
En los 70 esto cambia por la crisis energética y la ciudad tiene otro cariz en el que la preocupación del ciudadano empieza a contar y surge una nueva situación por el traspaso de competencias.

Etapa actual (1975-actualidad)

En un primer momento la industria sufre las consecuencias de la crisis energética creciendo el paro. Ante la crisis, la industria reacciona de dos maneras, uno a nivel privado y otro estatal. A nivel particular se buscan nuevas localizaciones industriales relacionadas con productos que requieren mano de obra especializada como textiles o calzado. A nivel estatal destacan los planes de reconversión industrial buscando nuevas alternativas. A pesar de esto, los fenómenos más importantes son la llegada de la democracia y la sociedad neoliberal globalizada.
Respecto a la llegada de la democracia es la ordenación del territorio competencia autónoma con su propia legislación. También está la autonomía del ayuntamiento. Como nexo común está el que los ciudadanos tienen poder de decisión surgiendo asociaciones preocupadas por el tipo de ciudad que quieren.
En los años 90 se introduce la ciudad globalizada neoliberal en la que la ciudad se ve en situación de competencia en la que los fondos comunitarios cobran gran importancia y existen monopolios que controlan el espacio para su máximo beneficio. La diversidad de fenómenos da lugar a fuerte heterogeneidad.
En la actualidad se da la recuperación de los centros históricos para turismo, embellecimiento urbanístico, espacios verdes y ocio, difusión del tejido urbano de baja densidad (adosados), papel de los servicios en la comunidad y nuevos usos del suelo en la periferia como residencia y mercados, parques de ocio, científicos. Al llevarse la industria fuera del espacio urbano se sustituye con importancia para las vivencias y servicios.

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